lunes, 20 de octubre de 2008

EL DESENCANTO

Cuando la risa se vuelve antigua
y la mirada pierde su luz primera,
cuando el gesto preanuncia un entendimiento
de todas las intenciones escondidas
parece inevitable que el color gris
se apodere de todas las luces
como esos trapos con que se cubren
las pinturas antes de la exposición,
y el mundo entonces ya no tiene colores
porque no puede prever el brillo puro
de alguna forma que escape a las pautas
de esta existencia tan desilusionada.

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