viernes, 19 de marzo de 2010

ELEGÍA PARA UN CUERPO

Ya se ha apagado el brillo
que alumbraba tu anhelo,
la luz resplandeciente
del ansia y el deseo,
se te escapó la vida
como un pájaro suelto
y de ser cuerpo y alma
pasaste a ser un cuerpo.

Una tierra caliente
repleta de hormigueros
comenzó a trabajar
tu sentido reseco
y todo lo que ha sido
maravilla y desvelo
rellenó con estopa
sus lentos agujeros.

Se te esfumó de pronto
la solidez del suelo,
la distancia y la senda,
lo grande y lo pequeño,
se te agotó en las manos
la vertiente del tiempo
y el sol hizo tus frutos
cenizas de un ollejo.

Todos los que te amaron
ya no son ni un recuerdo
aunque te estén llorando
con los ojos abiertos,
porque ya no eres nada,
sólo un vasto desierto
que ha hundido en sus arenas
la quietud de tus miembros.

El manantial de ideas
que surtió tu cerebro,
la multitud de voces
de tus presentimientos,
todo es un mar oscuro
cuyo vaivén eterno
perderá para siempre
tu nombre en el misterio.

Pero descansa en paz,
no escuches más los ruegos
que la piedad pronuncia
contra los muros negros,
ya ha terminado todo
porque en verdad te has muerto
y bajas por la piedra.
Lo demás es silencio.

1 comentario:

Maximiliano dijo...

Muy buen poema, excelente refinamiento de letras y sentimientos, conmovedor y emotivo. Te felicito Tio.