Estás unida a mí como la hiedra
con raíces que llegan hasta el centro
y aunque parezca un muro hecho de piedra
mi pecho va sangrando por adentro.
Voy sangrando tu ausencia de diamante
que es un tesoro helado y luminoso
como la estrella dulce y titilante
sobre el cielo bendito del reposo.
Como el lucero de la madrugada
sos para mi alma lo único deseable,
por vos está mi vida traspasada
y el misterio se me hizo indescifrable
viernes, 19 de marzo de 2010
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